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El Plan del Alma y el Libre Albedrío

“El guion ya está escrito. El momento en el que ha de llegar la experiencia que pone fin a todas tus dudas ya se ha fijado. Pues la jornada sólo se puede ver desde el punto donde terminó, desde donde podemos mirar hacia atrás e imaginarnos que la emprendemos otra vez y repasar mentalmente lo que sucedió”

UCDM



Nuestra vida parece ser un conjunto de sucesos externos que nos suceden, sobre los que no tenemos control alguno, pero al ser aparentemente externas a nosotros y en un tiempo pasado o futuro sabemos que no podemos manejarlas y es por eso que entramos en ansiedad y miedo.



De ser asi, nuestra vida no tendría sentido y se limitaría a una experiencia de supervivencia evitando situaciones que desde nuestros juicios y miedos no quisiéramos vivir, pero tenemos la creencia de que en cualquier momento nos pueden ocurrir y por eso vivimos en miedo pensando no en si nos ocurren sino en el cuando y tratamos de evitarlas actuando según nuestro marco limitado de creencias ignorando que son esas creencias las que nos llevan a vivir experiencias a nuestro juicio desagradables.


En mi caso personal, cuando entendí la vida desde la consciencia espiritual y entendí que el camino de vida ya estaba trazado, no en la forma sino en el aprendizaje que esa situación traía para mi mente entendí que “no soy víctima del mundo que veo”, como cita Un Curso de Milagros, sino que el mundo era un aula de clase para recordar esa luz que por las locas creencias en separación, pérdida, escasez o muerte se había menguado, al punto de ser casi imperceptible.


Y al reconocer que somos responsables de lo que elegimos vivir, mas no víctimas de ello, entendemos que hay un para qué y que absolutamente TODA experiencia que vivamos tiene un propósito superior y divino aunque desde nuestros juicios y miedos nos cueste aceptarlo. Pero al verlo de esta manera tenemos oportunidad y de hecho la responsabilidad de elegir cómo vamos a transitar esa experiencia que llega a nuestro campo de consciencia y esto es el libre albedrío.





Asumiendo la responsabilidad de haber elegido de antemano las materias o lecciones que desde el alma estamos listos a aprender, y de nuestras decisiones que nos llevaron a la forma de aprenderlas, tenemos la posibilidad de ascender en nuestra consciencia y de darle un propósito a todo lo que vivimos.


Esto nos cambia la pregunta “¿porqué a mi?”, que nos lleva es a indagar en la culpa inconsciente que tenemos de creer que pudimos habernos separado del amor y nos sumerge en un mar de miedo preguntándonos ¿que he hecho para merecer esto? Lo que nos confirmaría que si hay una gran mancha de pecado en nosotros y es ese “castigo divino” lo que nos merecemos por nuestras acciones. Y ese ¿por qué? Lo remplazamos con un ¿Para qué? Invitamos a la divinidad y a la sabiduría de nuestra alma a que nos de su respuesta con ese propósito superior con el cual podemos transformar esa experiencia de dolor y sufrimiento en un recuerdo del amor.


Entonces si, ese plan del alma cuyo objetivo es recordar el amor, es el conjunto materias que elegimos aprender, esos atributos del amor como, bondad, sabiduría, libertad, abundancia, amor incondicional e.t.c, y toda la energía del universo conspira a nuestro favor para que logremos hacer esos aprendizajes y no va a escatimar en darnos TODAS las oportunidades necesarias y útiles desde lo que cada uno cree y acepta para que sin falta cada uno de nosotros recuerde plenamente su esencia de amor.


Y si ya todo lo elegimos, ¿en donde queda el libre albedrío?, es una de las preguntas mas comunes que recibo cuando hablo de este tema. Y la respuesta es simple. Ya elegiste el qué aprender, tu libre albedrío es elegir cómo y cuándo aprenderlo. Como dije anteriormente el universo, no duda en darte las oportunidades para aprender, porque desde que trazaste el plan de tu alma con tu libre albedrio elegiste lo que querías aprender. De ti depende si en cada experiencia sigues eligiendo culpar al otro, juzgar la situación creyendo que no debió haber sido de esa manera o en ese momento, o si finalmente tomas un respiro de tus juicios y te preguntas ¿Para qué elegí vivir esto? Y sabes que más allá del dolor que estes sintiendo el amor te extiende sus alas para que veas desde otra perspectiva esa situación y saques lo mejor de ti en ella.


Gracias por abrirte a recordar ese plan de tu alma cumpliendo así a cabalidad la misión y función que se te dio en este momento del tiempo, y también desde el libre albedrío puedes hacer esta oración:

“Desde la luz y el amor que soy, acepto reconocer y recordar el plan de mi alma haciendo los aprendizajes que he elegido desde la luz y el amor de mi esencia divina” Asi es, asi es, asi ya es.



Un abrazo de luz y amor infinito.


Catalina Diaz



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