
“Dar a regañadientes equivale a no recibir el regalo, pues no estás dispuesto a aceptarlo. Se te guarda hasta que tu renuencia a recibirlo desaparezca y estés dispuesto a que te sea dado”
UCDM
Hoy quiero hablarte sobre la importancia de abrir el corazón. Esta es una frase común en el camino del despertar espiritual, pero su significado va mucho más allá de las relaciones románticas. Abrir el corazón es una invitación a conectar con nuestra verdadera esencia, a reconocer el amor en todo y a vivir desde la plenitud y la confianza en la vida.
El miedo y la ilusión de la protección
Vivimos en un mundo basado en el miedo. Desde pequeños, nos han enseñado a protegernos: cerramos la casa con doble llave, aseguramos nuestras pertenencias, contratamos seguros "por si acaso", e incluso ponemos candados en el equipaje al viajar. Todo esto refuerza la creencia de que somos vulnerables, de que algo externo puede hacernos daño y de que necesitamos estar en constante estado de alerta.
Incluso en el camino espiritual, nos encontramos con rituales de protección energética, barreras de defensa y estrategias para evitar "malas vibraciones". Sin darnos cuenta, seguimos alimentando la idea de que somos pequeños, frágiles y susceptibles al daño, cuando en realidad nuestra esencia es poderosa, infinita y luminosa.
Si comprendemos que nuestro corazón es nuestro centro energético, el núcleo donde reside nuestra luz y nuestra conexión con lo divino, es fácil entender por qué hemos aprendido a cerrarlo. Nos han condicionado a pensar que al protegernos del dolor evitamos el sufrimiento, pero en realidad lo que hacemos es bloquear nuestra capacidad de amar plenamente y de experimentar la vida en su máxima expresión.
El miedo a abrir el corazón y la responsabilidad de co-crear nuestra realidad
En consulta, una de las mayores resistencias que observo es el miedo a abrir el corazón. Este temor surge de dos factores principales:
El condicionamiento a protegernos: Nos enseñaron que si abrimos el corazón, nos volvemos vulnerables al dolor, al rechazo o a la pérdida.
El reconocimiento de nuestra responsabilidad en la co-creación de nuestra vida: Al abrir el corazón, aceptamos que todo lo que vivimos es reflejo de nuestra vibración y nuestras creencias. Esto implica hacernos responsables de lo que atraemos, en lugar de culpar al exterior. Paradójicamente, esta es la única manera de comprender el propósito de cada experiencia y aprender las lecciones que nos trae.
Vivir en modo creativo, no reactivo
Cuando vivimos con el corazón cerrado, reaccionamos desde el miedo. Estamos constantemente esperando que algo suceda y nos preparamos para defendernos de ello. Esto nos mantiene en una vibración baja, desempoderándonos y atrapándonos en pensamientos de preocupación y escenarios futuros que solo generan ansiedad.
Por el contrario, cuando abrimos el corazón y nos conectamos con nuestra esencia de amor, aprendemos a vivir en modo creativo. En lugar de reaccionar al miedo, elegimos actuar desde la confianza, la gratitud y la presencia. Para lograrlo, podemos apoyarnos en prácticas que eleven nuestra vibración, como:
Meditar y aquietar la mente.
Practicar la gratitud y el perdón.
Bailar, cantar o hacer ejercicio.
Pasar tiempo en la naturaleza.
Conectar con la respiración consciente.
Cuando vibramos en amor, asumimos cualquier situación desde su propósito divino, reconociendo que cada experiencia es una oportunidad de crecimiento y sanación.
Abrir el corazón para recibir y extender amor
Abrir el corazón no significa exponernos al dolor, sino permitirnos experimentar la vida en su totalidad. Es comprender que el amor no es algo que viene de afuera, sino una energía que fluye a través de nosotros y que podemos extender sin límites.
Cuando reconocemos que todo lo que vemos es una extensión de nuestro propio ser, perdemos el miedo a abrirnos. Nos damos cuenta de que el amor no se trata de obtener algo externo, sino de compartir lo que ya somos. En este estado, nuestras relaciones se vuelven más auténticas y armoniosas, y comenzamos a atraer experiencias alineadas con nuestra esencia divina.
El merecimiento y la abundancia del amor
Si entendemos que recibimos lo que damos, nos permitimos abrirnos y extender nuestra luz sin miedo. Cuanto más amor compartimos, más amor recibimos. No porque venga de fuera, sino porque al darlo, recordamos que ya lo tenemos en nosotros.
Cuando abrimos el corazón, dejamos de sentir carencias y comprendemos que todo lo que necesitamos ya está disponible para nosotros. La plenitud, la abundancia y la felicidad no dependen de factores externos, sino de nuestra disposición a reconocer y aceptar lo que siempre ha estado dentro de nosotros.
Una invitación a abrir el corazón
Te invito a que hoy elijas abrir tu corazón sin miedo, a confiar en la vida y en el amor infinito que te rodea. Cuando lo haces, te alineas con tu verdadera naturaleza y permites que el universo te entregue todo lo que está destinado para ti.
Espero que estas palabras resuenen en tu interior y te ayuden a dar el paso hacia una vida más plena, libre y amorosa. Ábrete a recibir todo lo que Dios y el universo tienen para ti.
Un abrazo de luz y amor infinito.
Catalina Díaz
Coach Espiritual
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