“Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente. Desde este punto de vista, tratas de encontrar la inocencia únicamente en ti y no en ellos, a expensas de la culpabilidad en el otro”
UCDM
Hoy te quiero hablar de los conflictos para contarte desde mi experiencia como resolverlos y que estos a su vez cumplan un propósito de sanación y los puedas trascender para avanzar en tu camino espiritual.
Entendamos un conflicto, de cualquier tipo, como algo que no estoy aceptando en mi vida, o algo que quisiera fuera diferente. Esto se ve tanto internamente cuando damos vueltas a las situaciones para ver como cambiarlas, o externamente con personas que no están de acuerdo con nuestra forma de pensar. Viéndolo desde el ámbito espiritual, estos conflictos se generan por creencias arraigadas sobre nosotros mismos, que al ver como interfieren con nuestra propia imagen o integridad creemos que las tenemos que defender a como de lugar, incluso a costa de nuestra PAZ.
Esto lo veo cuando alguien llega a consulta conmigo porque está atravesando un conflicto en su vida en algún aspecto bien sea laboral, sentimental o familiar. Y los mensajes que llegan durante la consulta tienen que ver con reconocer el poder que le hemos dado a esa persona o situación en nuestra vida bien de definirnos, al decirnos algo que no nos gusta, o se sostenernos, si es el caso de estar atravesando una ruptura de una relación, inestabilidad laboral etc. Y seguido de esto la invitación de los seres de luz es a recordar quien somos realmente en la luz de la verdad del amor, y ésta debe ser la única certeza que tenemos respecto a nosotros mismos. Que somos puros, perfectos y eternos.
En pocas palabras, cuando entramos en un conflicto es porque creemos que debemos defender una idea ya que nosotros mismos no la tenemos clara y cuando se nos muestra en una situación algo que confronta esta creencia se activa la reacción como mecanismo de defensa porque nos sentimos vulnerados e inconscientemente estamos viendo la debilidad de la creencia que tenemos. Mirándolo más a fondo, si alguien nos dice algo con la intención de atacarnos, pero en nosotros hay confianza y certeza respecto a nosotros mismos, no vamos a reaccionar porque simplemente no vemos la necesidad de defender algo que ya es cierto en nosotros. Tan simple como que si sabemos que está lloviendo, y alguien nos dice “mira el sol que está haciendo” no vamos a tratar de convencerlo de que está lloviendo haciendo una disertación física y meteorológica de las precipitaciones climáticas. Solo lo tomamos como un comentario divertido y lo tomamos sarcásticamente, pero no lo hacemos real.
Y esto nos lleva a un punto muy importante. Si reaccionamos es porque en algún momento hemos hecho real esa situación y le hemos dado más valor que a nuestra propia experiencia y esencia de paz y amor. Me preguntan, cuando hablo de estas cosas: “¿entonces debo hacer como si nada me importara?”. La respuesta sería si, y no. Si, porque nada es lo suficientemente valioso como para quitarte la paz, que es el verdadero regalo de Dios y nos lo dejó claro Jesús cuando dice “mi paz os dejo, mi paz os doy”. Pero no, porque es una idea que debes llevar a la luz para que sea sanada, no la puedes como decimos “meter bajo el tapete” porque eventualmente sale a través de otra situación hasta que permitimos que se nos muestre la verdad.
Y ahora la pregunta sería “¿Cómo llevo esta experiencia que genera conflicto a la luz para que sea sanada?”. Hay varias formas para hacer prácticamente este ejercicio y retomar el control de tu mente para que sea sanada. Puedes, si resuenas con la meditación, sentarte a meditar reviviendo esa experiencia como observador y a medida que la ves, identificas en que parte del cuerpo se está expresando esa emoción. Solo la sientes y pones tus manos en ese lugar y como si fuera un objeto la tomas en tus manos, imaginas que tienes frente a tus ángeles, al arcángel Zadquiel, Jesús o con quién te sientas cómodo y le entregas esa situación. Si eres más mental, puedes pensar en la situación y mirar, “¿Qué idea o creencia estoy tratando de defender que creería me hace vulnerable?” Indiscutíblemente el camino espiritual te lleva a mirar al interior y puede que te des cuenta de que lo que crees que te genera conflicto no es lo que creías y así identificando la creencia raíz lo puedes sanar.
Lo mágico y milagroso de este proceso, es que cada vez que aceptas que el conflicto no está afuera en lo que vives sino en las creencias falsas que tienes sobre ti mismo, entregas cada situación y esta creencia te es remplazada por la verdad de la luz de Dios que habita en todo lo que te rodea y en ti brillando eternamente. Si solo recordáramos esto entenderíamos que la paz mundial que esperamos la logramos cuando cada uno reconozca la paz interior como su estado real del Ser y no culpe a los demás ni a situaciones externas por sus propios conflictos internos.
Espero te sea útil en tu camino de regreso al amor.
Un abrazo de luz y amor infinito.
Catalina Diaz
Coach Espiritual
Cata, me llegó al corazón sobre todo porque estoy viviendo una situación que definitivamente la resuelvo desde el amor....Gracias Cata!