Cómo sanar los conflictos desde el amor
- Catalina Diaz - Angeleser

- 11 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 15 may

“Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente. Desde este punto de vista, tratas de encontrar la inocencia únicamente en ti y no en ellos, a expensas de la culpabilidad en el otro”
UCDM
Hoy te quiero hablar de los conflictos para contarte, desde mi experiencia, cómo resolverlos de manera que cumplan un propósito de sanación y te permitan trascenderlos en tu camino espiritual.
¿Qué es realmente un conflicto?
Un conflicto, de cualquier tipo, puede entenderse como algo que no estoy aceptando en mi vida o algo que desearía fuera diferente. Puede ser interno, cuando le damos mil vueltas a una situación que queremos cambiar, o externo, cuando alguien no está de acuerdo con nuestra forma de pensar.
Desde una visión espiritual, los conflictos surgen por creencias arraigadas sobre nosotros mismos. Cuando sentimos que algo pone en duda esa creencia o nuestra integridad, reaccionamos defendiéndonos, incluso a costa de nuestra paz interior.
El poder que le damos a la situación
Veo esto con claridad en consulta, cuando alguien llega atravesando un conflicto laboral, sentimental o familiar. A través de los mensajes que llegan, lo primero que se muestra es el poder que le hemos dado a la persona o situación. Poder para definirnos, juzgarnos o sostenernos.
Ahí es donde los seres de luz nos invitan a recordar quiénes somos en verdad: luz, amor, pureza y eternidad. Esta debe ser la única certeza sobre nosotros mismos.
Reaccionamos porque no estamos seguros
Cuando entramos en conflicto es porque no estamos seguros de lo que creemos de nosotros. Si alguien dice algo que nos confronta, la reacción es un mecanismo de defensa. Pero si tenemos confianza plena en lo que somos, no sentimos la necesidad de defender nada.
Es como si alguien te dijera “¡mira el sol que hace!” en medio de una tormenta. No lo tomas en serio. Sabes que está lloviendo. Así funciona cuando sabes quién eres: lo externo no te sacude.
Lo que valoras más que tu paz
Cuando reaccionamos, es porque hemos hecho real esa situación y le hemos dado más importancia que a nuestra propia paz. Me preguntan a veces: “¿Entonces debo hacer como si nada me importara?”
La respuesta es: sí y no.
Sí, porque nada vale más que tu paz. Como dijo Jesús: “Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
No, porque no se trata de ignorar la emoción, sino de llevarla a la luz para sanarla. No se trata de reprimirla o “meterla bajo el tapete”, porque tarde o temprano volverá a salir.
¿Cómo sanar el conflicto desde la luz?
Hay varias formas de llevar un conflicto a la luz para que sea sanado:
Si te gusta meditar, siéntate en calma, revive la situación como observador y nota en qué parte del cuerpo sientes la emoción. Coloca tus manos ahí y visualiza que tomas esa energía como un objeto. Luego imagina a tus ángeles, al Arcángel Zadquiel, a Jesús o a quien resuene contigo, y entrégales esa situación.
Si eres más mental, piensa: “¿Qué idea o creencia estoy tratando de defender que creo que me hace vulnerable?” Muchas veces el conflicto no es lo que parece. Cuando descubres la creencia raíz, puedes soltarla y sanar.
El milagro de reconocer la verdad
Lo milagroso de este proceso es que cuando aceptas que el conflicto no está afuera, sino en creencias falsas sobre ti, y entregas la situación, esa creencia es reemplazada por la verdad de Dios. Y esa verdad brilla eternamente dentro de ti.
Si todos recordáramos esto, entenderíamos que la paz mundial comienza cuando cada uno reconoce su paz interior como su estado real del Ser. Y deja de culpar al mundo por sus conflictos internos.
Un camino de regreso al amor
✨ Espero que este mensaje te sea útil en tu camino de regreso al amor.Recuerda que todo conflicto es una oportunidad para sanar y recordar quién eres.
Te extiendo un abrazo de luz y amor infinito.
Catalina Diaz
Coach Espiritual




Cata, me llegó al corazón sobre todo porque estoy viviendo una situación que definitivamente la resuelvo desde el amor....Gracias Cata!